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MagyarAnálisis completo del Convertible Lenovo Yoga 2 Pro
Hace más o menos un año, el IdeaPad Yoga 13 le dio una patada en los reales al mercado Ultrabook con un concepto innegablemente único y un sustancioso - pero asequible - precio. Nosotros estuvimos entre los que quedaron impresionados por los esfuerzos de Lenovo, elogiamos su resistente e inteligente diseño transformador, veloz rendimiento, genial pantalla y receptivos dispositivos de entrada. Con todo, notamos que podía mejorar en áreas como la duración de la batería, el peso y el brillo y resolución del LCD.
Hoy, con la potencia de Haswell bajo el capó y una saludable dosis de refinamiento de segunda generación, el Yoga 2 Pro busca seguir dónde lo dejó su predecesor. Nuestro modelo de pruebas tiene una CPU ULV Intel Core i5-4200U y 4 GB de RAM DDR3L emparejado con 128 GB de SSD—especificaciones bastante estándar (si bien respetables) para un Ultrabook moderno. Pero el asunto es el panel LCD: un modelo IPS con 3200x1800 de resolución, mucho más que el del Yoga 13. Además de eso, el Yoga 2 Pro es más delgado y ligero, y promete una duración de batería superior, todo ello por el mismo precio de $999. Con semejantes características ¿dónde queda el PRo en el escenario Ultrabook actual? Dejaremos que nuestras mediciones lo cuenten mientras nosotros machacamos el que ciertamente es uno de los sucesores convertibles más emocionantes hasta la fecha.
Carcasa
A primera vista, el Yoga 2 Pro parece casi idéntico al Yoga 13. Saca una cinta métrica y pasa un rato más con él, empero, y las alteraciones al diseño se vuelven de inmediato aparentes. Para empezar, es ligeramente más pequeño que el modelo del año pasado con 16 mm (Alto) x 329 mm (Ancho) x 219 mm (Profundo) (el Yoga 13: 17 x 333 x 225). También es como 150 gramos más ligero, con sólo 1.40 kg (Yoga 13: 1.55 kg). El resto de cambios cosméticos son relativamente menores, pero igualmente bienvenidos: el bisel de la pantalla ahora se extiende hasta la base de la tapa del display, y el botón Windows del modo tablet ha sido sustituido por una iteración sensible al tacto integrada en el propio vidrio. Los botones en el borde de la unidad también han sido redistribuidos, el botón de encendido ha migrado de su criticada posición frontal al lado derecho, ahora convenientemente posicionado junto con el resto de botones. La carcasa en general tiene una forma de cuña más pronunciada.
La construcción y materiales, por otro lado, son casi idénticas—y, dado que quedamos impresionados con ellas la primera vez, no hay nada malo con eso. Abundan las superficies suaves al tacto, revistiendo la tapa del display en plata mate y manifestándose en una textura engomada irregular en el reposamanos (de nuevo, igual que el Yoga 13). Todo sigue siendo predominantemente plástico—pero es plástico rígido y bien encajado, y si bien no puede compararse con la fibra de carbono y aluminio de los Ultrabooks de gama alta actuales, queda muy por delante de los modelos económicos que frecuentemente cuestan la mitad que el Yoga.
La diferencia la comunica la notable resistencia del dispositivo: prácticamente no hay flexión en la unidad base cuando reposa sobre una superficie dura, y el teclado cede muy poco salvo en el centro. La unidad base y la tapa del display pueden retorcerse cuando está abierto, y el panel LCD sufre distorsiones visibles bajo presión desde atrás, pero no la suficiente como para preocupar seriamente—especialmente dado lo resistentes que parecen las cosas con la tapa cerrada. Un punto ligeramente menos positivo es el de las bisagras, que, si bien son ciertamente lo bastante fuertes para mantener el display, permiten más bote durante el tecleo y el manejo tradicional del que les gustará a algunos usuarios. Junto con el muy lustroso display, lleva a molestos reflejos danzantes allí dónde haya fuentes de luz brillante cerca.
Por supuesto, uno de los principales atractivos de la serie Yoga es su capacidad de transformarse. Las acrobacias vuelven con el Yoga 2 Pro, con los mismos cuatro modos de funcionamiento presentes (Portátil, Tienda, Atril y Tablet). El rebote ya mencionado de la bisagra hace que el funcionamiento en cualquier modo salvo el Tablet resulte irritante bajo luz brillante, pero al menos los botones son más usables ahora en el modo Atril (gracias a que se retiró el pequeño labio sobresaliente de la base de la unidad alrededor de los bordes). El modo Tienda ha mejorado, con el reemplazo del borde metálico alrededor de la parte superior del display de la unidad por uno de goma para una mejor estabilidad. Por último, esa rareza del teclado expuesto en el modo tablet sigue existiendo, pero es ya una cuestión de gustos.
La accesibilidad de los componentes internos para su mantenimiento ha mejorado notablemente en el Yoga 2 Pro, con casi cada parte principal situada justo tras el panel trasero. El panel sigue estando fijado con once tornillos Torx—un tipo para el cual no todos tienen un destornillador compatible—pero es de lejos superior al diseño del Yoga 13.
Connectividad
La selección de puertos del Yoga 2 Pro es idéntica a la de su predecesor, aunque, de nuevo, se han hecho algunas redistribuciones. Sigue habiendo dos puertos USB —un USB 2.0 y uno 3.0—pero el del lado izquierdo del portátil ahora tiene algo más de espacio a su alrededor, principalmente gracias a la conversión del puerto HDMI en HDMI mini. El lector de tarjetas SD también se ha movido a este lado de la unidad, junto con la toma de corriente. Los únicos puertos encontrables a la derecha son la clavija de audio combinado de 3.5 mm y el puerto USB 2.0, pero ahora también estarán todos los botones — en general, una mejor organización.
Comunicación
El adaptador inalámbrico del Yoga 2 Pro es un Intel Wireless-N 7260, un adaptador 2x2 capaz de conexiones a 300 Mbps. Al ser dual band, está la opción de comunicarse en las redes 2.4 GHz o 5 GHz. Junto con la funcionalidad WLAN está también Bluetooth 4.0 + HS para conectarse con dispositivos cercanos. Dada la delgadez de su carcasa, el Yoga 2 Pro no trae puerto Ethernet.
Hay que mencionar que tuvimos algunos problemas bastante serios con la conectividad inalámbrica del Yoga 2 Pro. Aunque permaneció conectado adecuadamente de forma indefinida, tras un periodo de tiempo el portátil informaría repentinamente de una falta de acceso a la red hasta que reestablecíamos la conexión manualmente. Lo probamos con un router Asus RT-N66U y un MediaLink MWN-WAPR150N, y tuvimos la misma experiencia con ambos. Acutalizar el driver pareció ayudar en nuestro caso, aunque mucha gente informa de que el problema persiste no obstante: otros dueños del portátil han poblado los hilos de los foros de Lenovo con quejas similares. El ingrediente común a todos estos problemas parece ser la combinación de adaptadores inalámbricos Intel y Windows 8.1, y no parece necesariamente limitado al Yoga 2 Pro.
Pertrechos
El Lenovo Yoga 2 Pro viene con un adaptador de corriente relativamente compacto de 65 W que pesa 292g. No se incluyen más accesorios. La unidad trae de serie 12 meses de garantía estándar, pero como con todos los productos Lenovo, hay opciones para ampliarlo hasta 5 años de duración con opciones tales como servicio On-Site, Protección de daños accidentales, y Retención de la unidad.
Dispositivos de entrada
Teclado
El teclado del Yoga 2 Pro es esencialmente el mismo que el del Yoga 13 con unas pocas diferencias menores. Aunque hay un punto de presión crujiente, el desplazamiento relativamente corto de la tecla se ha vuelto incluso más corto en el Yoga 2 Pro. Ello hace que teclear sea ligeramente menos disfrutable —pero es difícil de notar si no has probado los dos teclados uno junto al otro. El teclado ahora está retroiluminado, algo que echamos en falta en nuestro modelo de análisis del Yoga 13. Es un buen añadido incluso aunque la retroiluminación no sea perfectamente uniforme en todo el teclado y a pesar de que sólo haya un único nivel de brillo. Mantenemos nuestra crítica: las teclas del lado derecho del teclado tienen anchos reducidos que requieren tiempo para acostumbrarse a ellos. No obstante, en el contexto de los teclados de Ultrabook, estamos más que contentos con la experiencia de mecanografiado que ofrece el Yoga 2 Pro.
Touchpad
El touchpad del Yoga 2 Pro es más pequeño que el del Yoga 13 debido a que el teclado ha migrado hacia abajo una pulgada. Aparte de eso, sigue siendo cómodo (si no algo estrecho dada la abrumadora cantidad de espacio en la pantalla), tiene un suave acabado de vidrio que facilita el movimiento del dedo. Los botones integrados izquierdo y derecho funcionan mucho mejor que los de muchos otros clickpads (incluyendo modelos IdeaPad menos caros tales como el Flex 14); no notamos ningún movimiento no intencionado del cursor al pulsar ninguno de los botones. Por último, los gestos funcionaron bien y se interpretaron sin problema alguno.
Pantalla táctil
El último método de entrada del Yoga 2 Pro es una pantalla multitáctil de 10 puntos. Como con el Yoga 13, no tuvimos problemas con este método; pudimos aplicar los 10 dedos a la pantalla simultáneamente y el dispositivo interpretó nuestros gestos sin problema. A pesar del hecho de que aún no hay Corning Gorilla Glass cubriendo la pantalla, parece bastante resistente.
Control de movimiento
Aunque de muchas formas esta característica sigue siendo bastante más novedad que utilidad, tuvimos un buen éxito con los gestos básicos del software preinstalado Lenovo Motion Control. Los gestos más complicados, tales como rotar fotos, resultaron difíciles de realizar—pero las características simples como desplazar fotos con deslizamientos horizontales de la mano funcionaron con consistencia a una distancia de unos dos metros y más cerca.
Display
La lustrosa pantalla IPS de 13.3" del Yoga 2 Pro es la atracción principal, y por una buena razón: con una resolución QHD+ de 3200x1800, ofrece literalmente el doble de pixels horizontales y verticales que el Yoga 13, con un total de 5.76 millones de pixels (frente a los 1.44 del Yoga 13). Teniendo en cuenta el tamaño de pantalla, resulta en una densidad de 276 PPI, lo que es de lejos mejor que la mayoría de otros Ultrabooks y lo deja, al menos, en la misma división que muchos teléfonos y tablets (cuyas resoluciones han dejado atrás rápidamente a la de la mayoría de portáitles).
Si bien es impresionante, probablemente también sea un poco excesivo, empero—al menos, hasta que el software alcance al escandaloso número de pixels. Para todos los beneficios que van con una resolución ultra nítida también hay montones de defectos por ser los pioneros tecnológicos de esta plataforma. Principalmente, nos referimos a los problemas de escalado, tales como ventanas y elementos de control de ventana increíblemente diminutos en muchas aplicaciones que no están escritas para acomodar displays tan densos. Lo que es más, muchas aplicaciones aún no pueden escalar los textos adecuadamente, lo que lleva a bordes serrados o borrosos en las letras. Si bien esto no es culpa del Yoga, no deja de ser un defecto resultado de su diseño.
Por último, debido a la distribución de pixel, el texto y otros elementos nítidos aparecen serrados o borrosos cuando se los mira de cerca. No se nota demasiado durante el uso ordinario, pero es detectable para cualquiera con buena vista. A mucha gente le dará igual, pero ha habido mucha discusión respecto a móviles con displays LCD similares y es una preocupación ocasional. Un problema relacionado involucra el diseño RGBW (en oposición al tradicional diseño RGB) del panel para ayudar con el consumo de energía, lo que redunda en una luminosidad del color reducida—mayormente notable en amarillos (que aparecen ligeramente verdes). Una actualización combinada de BIOS y del Lenovo Energy Manager ayuda a resolverlo, aunque algunos informan de que el problema sigue existiendo hasta cierto punto.
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iluminación: 87 %
Brillo con batería: 302.5 cd/m²
Contraste: 496:1 (Negro: 0.749 cd/m²)
ΔE Color 3.14 | 0.5-29.43 Ø5
ΔE Greyscale 1.24 | 0.57-98 Ø5.3
40.49% AdobeRGB 1998 (Argyll 1.6.3 3D)
43.42% AdobeRGB 1998 (Argyll 2.2.0 3D)
63.3% sRGB (Argyll 2.2.0 3D)
42.03% Display P3 (Argyll 2.2.0 3D)
Gamma: 2.44
Subjetivamente, notamos los bordes ásperos producidos por el diseño del panel y no quedamos nada impresionados por la luminosidad del color. Empero, en general, la imagen sigue siendo bastante atractiva, con un brillo genial y un contraste razonablemente bueno—y especialmente en movimiento (como en un vídeo), la distribución de pixels es imposible de notar. Nuestras mediciones corroboran los hallazgos: con un brillo medio de 340.5 cd/m², el panel está bien por encima de los 268.3 cd/m² que medimos en el Yoga 13, y 10 por debajo de los 350 cd/m² afirmados por Lenovo. Sin embargo, el brillo máximo en baterías es de sólo 302.5 cd/m²—bueno, pero algo decepcionante. Mientras tanto, el ratio de contraste de 496:1 queda bastante por debajo del del Yoga 13 (923:1), pero la diferencia no resulta tan evidente en el uso diario, y aún así sigue sin ser un mal valor. La caída se debe a una correspondiente deficiencia en el valor de negro, registrado en 0.749 (Yoga 13: 0.31). La buena distribución de brillo de 87%, por otro lado, implica que la iluminación es relativamente uniforme en todos los cuadrantes del panel.
Interesantemente, mientras que Lenovo afirma que el panel IPS del Yoga 2 Pro tiene una cobertura de espacio de color del 74%, en realidad sólo medimos una cobertura del 58% del espectro sRGB. Existe la posibilidad de que estos resultados se hayan visto afectados por las ya mencionadas idiosincrasias RGBW, pero no queda claro.
Usando CalMAN 5, podemos ver la cuantificación de los aberrantes tonos amarillos antes mencionados. Este calibrado se realizó antes de aplicar la actualización de la BIOS, empero (y de hecho, antes de que estuviera disponible la solución), por lo que probablemente algo mejorará a partir de ahí. En lo demás, las cosas son principalmente positivas: una DeltaE media de 3.14 (ideal: 0) y un gamma total de 2.44 (ideal: 2.2)—ambos pre-calibrado—son bastante buenos.
Gracias al vidrio de borde a borde, la usabilidad en exteriores sólo es cómoda a la sombra. Eso a pesar del buen brillo máximo de 303 cd/m² en baterías, que ayuda a compensar el acabado lustroso del panel hasta cierto punto, pero que rápidamente queda subyugado en escenarios más brillantes. Por otro lado, los ángulos de visión son predeciblemente fantásticos gracias a su panel IPS.
Rendimiento
Hay tres opciones de CPU diferentes para el Yoga 2 Pro, todas ellas de la familia Haswell de arquitectura de 22 nm. En la gama baja está el Intel Core i3-4010U (1.7 GHz), y en la alta el Core i7-4500U (1.8 GHz hasta 3.0 GHz). Nuestro modelo de pruebas trae la opción de enmedio, un Intel Core i5-4200U con frecuencia base de 1.6 GHz y Turbo Boost de hasta 2.6 GHz (mononúcleo) o 2.3 GHz (multinúcleo). Con un TDP de apenas 15 W, está 2 W por debajo incluso del Core i5-3317U Ivy Bridge del Yoga 13. Más información sobre el procesador en nuestra página dedicada aquí.
Actualmente (fecha de redacción) Lenovo sólo ofrece una configuración de memoria para el Yoga 2 Pro en modelos CTO: 4 GB de RAM DDR3L-1600 MHz, que es lo que hemos recibido en nuestro modelo de pruebas. Sin embargo, los modelos preconfigurados de los minoristas ofrecen hasta 8 GB de memoria. La memoria está soldada directamente a la placa por lo que no es actualizable. No hay ranuras vacías disponibles para añadir SODIMMs.
Para comprobar si el rendimiento sufriría al desenchufarlo, realizamos una ejecución subsiguiente del 3DMark 06 en batería; resultando una puntuación de 5509 (5584 enchufado) que aplaca cualquier preocupación seria. También realizamos nuestra habitual comprobación con DPC Latency Checker y no hallamos picos de latencia siquiera con todas las radios inalámbricas activas.
Procesador
En contexto con otras CPUs (según nuestra base de datos), el rendimiento del Core i5-4200U debería ser comparable al del Ivy Bridge Intel Core i5-3337U, que está un escalón por encima del i5-3317U que recibimos en nuestra anterior unidad de análisis Yoga 13. Para ello, nuestras pruebas sintéticas de CPU del Yoga 2 Pro ofrecieron resultados inconclusos. Por ejemplo, comparado con otros portátiles con el Core i5-4200U, 726 segundos en wPrime 1024m no está tan mal (la media a fecha de redacción ronda los 718 segundos), pero una puntuación de 804 segundos en superPi 32m lo deja el último. Los resultados no son tan consistentes como los de los rivales más fuertes, tales como el Microsoft Surface Pro 2 (wPrime 1024m: 661 / superPi 32m: 722) y Lenovo ThinkPad T440s 20AQ-S00500 (658 / 740). Lo mismo vale para Cinebench R11.5 Multi 64-bit, dónde la puntuación del Yoga 2 Pro de 2.39 es meramente regular.
Rendimiento de sistema
A pesar de la falta de sorpresas en términos de rendimiento CPU, el rendimiento general del sistema es de todo menos lento. Subjectivamente, las aplicaciones se cargan en instantes y los tiempos de arranque y apagado fueron increíblemente rápidos. Ello se atribuye principalmente al veloz SSD incluído en el Yoga 2 Pro (que exploraremos con más detalle en un momento).
Para sustanciar estos sentimientos usamos PCMark. La puntuación del Yoga 2 Pro de 4670 y 10818 en PCMark 7 y PCMark Vantage respectivamente comunican de inmediato su excelente rendimiento general de sistema. Eso queda algo por encima de la puntuación del Yoga 13 de 4396 en PCMark 7, y es lo bastante rápido como para que el sistema nunca resulte lento en el uso diario (PCMark Vantage no era compatible con Windows 8 en el momento de redacción, por lo que no tenemos puntuaciones para comparar).
| PCMark Vantage Result | 10818 puntos | |
| PCMark 7 Score | 4670 puntos | |
ayuda | ||
Dispositivos de almacenamiento
El dispositivo de almacenamiento responsable de este rápido rendimiento de aplicación es una de las tres opciones disponibles para el Yoga 2 Pro: el dispositivo se puede configurar con opciones de 128 GB, 256 GB, y 512 GB. Nuestro modelo de pruebas trae la menor capacidad disponible (128 GB); específicamente, el disco de nuestro portátil era un SSD mSATA Samsung PM841 MZMTD128HAFV. Su rendimiento sigue siendo bastante bueno, empero, con una puntuación total de 732 en AS SSD y una tasa de lectura secuencial de 501.27 MB/s, es una unidad muy rápida accediendo a los datos. Tiene un cuello de botella en su rendimiento de escritura, empero, con apenas 129.67 MB/s en esa categoría—débil para cualquier SSD.
Por suerte, si eso es un problema, es fácil reemplazar la unidad del Yoga 2 Pro. Dado que las piezas son todas accesibles a través del panel trasero extraible, cambiar el SSD mSATA de serie por un modelo más capaz es algo fácil de hacer.
Rendimiento GPU
La GPU del Yoga 2 Pro es la Intel HD Graphics 4400 integrada, con una frecuencia de 200 a 1000 MHz (Turbo Boost máximo). Muy similar a nuestra experiencia con el IdeaPad Yoga 13 un año atrás (así como con muchas otras máquinas ULV), el rendimiento GPU queda constreñido por la incapacidad de la máquina de hacer uso de las frecuencias máximas de Turbo Boost en comparación con otros modelos de la competencia. Cuando la GPU se activa por primera vez, podemos ver sus frecuencias bloqueadas a 1000 MHz (la máxima velocidad Turbo Boost), pero pronto cae rápidamente a unos 500 – 600 MHz y ahí se queda. Esta caída puede estar provocada por temperaturas que alcanzan los 65º C; antes de ese punto, el Turbo Boost va al máximo.
Ello afecta obviamente de modo negativo al rendimiento de juego hasta cierto punto, aunque las puntuaciones siguen estando por encima de la media entre competidores de equipación similar. Puntuaciones de 5584 y 897 en 3DMark 06 y 3DMark 11 son bastante fuertes dada la herencia de bajo voltaje, pero las mejora fácilmente, por ejemplo, el Acer Aspire V7-582P-6673 6204 y 964. Con todo, juegan en divisiones diferentes de los 4368 y 573 del Yoga 13, ambas de puntuaciones más creíbles para el paisaje ULV anterior al reino Haswell.
Nuestras pruebas de juego en el mundo real reflejan estos hallazgos, con buenas puntuaciones generales, pero nada definitorio. Los resultados completos de nuestros tests están en la tabla más abajo.
| 3DMark 03 Standard | 14227 puntos | |
| 3DMark 06 Standard Score | 5584 puntos | |
| 3DMark Vantage P Result | 3742 puntos | |
| 3DMark 11 Performance | 897 puntos | |
ayuda | ||
| bajo | medio | alto | ultra | |
| Metro 2033 (2010) | 16.67 | 12.33 | 6.29 | |
| StarCraft 2 (2010) | 116.3 | 32.4 | 18.4 | 10 |
| BioShock Infinite (2013) | 31.43 | 16.21 | 14.06 | 4.68 |
Emisiones
Ruido de sistema
El Yoga 2 Pro hace una gran labor al permanecer silencioso en cualquier situación, sin importar lo difícil que sea. Registramos un nivel máximo de ruido general de apenas 37.2 dB(A) incluso bajo carga pesada, y una media de sólo 29.9 dB(A) en inactivo. Como sugieren esas mediciones, el portátil nunca se vuelve una molestia al oído en ningún escenario. Mientras que los niveles de carga son similares a los del Yoga 13, los inactivos son 5 dB(A) inferiores, lo que es muy significativo.
Ruido
| Ocioso |
| 29.8 / 29.9 / 30 dB(A) |
| Carga |
| 34.2 / 37.2 dB(A) |
 | ||
30 dB silencioso 40 dB(A) audible 50 dB(A) ruidosamente alto |
||
min:  , med:  , max:  BK Precision 732A (15 cm de distancia) | ||
Temperatura
Por suerte, las geniales lecturas de ruido sólo tienen el coste de unas temperaturas ligeramente superiores. Mientras que el punto más caliente del Yoga 13 bajo carga fue de 41.6 °C en el cuadrante superiro derecho de la cara inferior del portátil, el del Yoga 2 Pro está 4 °C más cálido con 45.8 °C en el centro superior del teclado. Con todo, no es una temperatura muy problemática, y el lado inferior es incluso un poco más fresca, con la lectura más caliente en 43.2 °C. En inactivo no se nota calor ninguno; la medición más alta en esas condiciones fue de apenas 30.4 °C.
(-) The maximum temperature on the upper side is 45.8 °C / 114 F, compared to the average of 35.3 °C / 96 F, ranging from 19.6 to 55.7 °C for the class Convertible.
(±) The bottom heats up to a maximum of 43.2 °C / 110 F, compared to the average of 36.7 °C / 98 F
(+) In idle usage, the average temperature for the upper side is 25.7 °C / 78 F, compared to the device average of 30.2 °C / 86 F.
(+) The palmrests and touchpad are cooler than skin temperature with a maximum of 25.2 °C / 77.4 F and are therefore cool to the touch.
(+) The average temperature of the palmrest area of similar devices was 28.1 °C / 82.6 F (+2.9 °C / 5.2 F).
Test de estrés
Sometemos a los portátiles a un test de estrés en Notebookcheck para medir su capacidad de mantener el rendimiento bajo fuertes cargas de sistema. Para simular el estrés usamos FurMark y Prime95.
Bajo estrés completo de CPU (Prime95), observamos frecuencias estables de 2.3 GHz, la frecuencia máxima multinúcleo de Turbo Boost para la CPU i5-4200U. Mientras tanto, bajo estrés GPU completo (FurMark), las cosas no resultaron tan positivas: aunque la máquina empieza con una frecuencia Turbo GPU máxima de 1000 MHz, una vez las temperaturas alcanzaron los 65 °C, la frecuencia cayó y empezó a oscilar entre 550 MHz y 600 MHz— muy por debajo del máximo. Empero, dado que estas frecuencias siguen por encima de la base de 200 MHz, no cuenta como ralentización; más bien como mera incapacidad de mantener las frecuencias Turbo máximas.
Por último, cargamos estrés completo de CPU y GPU simultáneamente para producir una situación realmente agotadora (y muy poco realista) para el portátil. Bajo esas condiciones no sorprende que la máquina colapse rápidamente: la GPU se mantiene a 450 MHz, y sendos núcleos de CPU se bloquean en los 897 MHz (la mitad de la frecuencia base, y ralentización de libro).
Realizamos una subsiguiente ejecución de 3DMark 06 inmediatamente después de nuestros test de estrés para ver si estas condiciones se manifestarían en la forma de un menor rendimiento. Por suerte, con una puntuación de 5531, no es el caso.
Altavoces
El Yoga 2 Pro está equipado con dos altavoces montados en la base. Como con todos los altavoces que disparan hacia abajo, pueden proyectar con más efectividad cuando la máquina reposa sobre una superficie, por lo que sus capacidades disminuyen en los modos Tablet, Tienda o Atril. No obstante, los niveles de volumen son suficientes, y hacen una buena labor produciendo una salida equilibrada. No es una calidad genial, pero está más allá de muchos Ultrabooks de la competencia.
Duración de batería
Tan novedoso e impresioannte como fue el Yoga 13 original, no sobresalía en el área de la duración de batería. Será interesante ver si la CPU Haswell del Yoga 2 Pro podrá derrotar el probable aumento de consumo de energía de su pantalla de resolución ultra alta para producir un resultado mejor que el del modelo del año pasado.
Para nuestro primer test de batería, simulamos la carga máxima para discernir una duración mínima hipotética del sistema. Para ello configuramos el perfil de energía del portátil en Alto Rendimiento, subimos el brillo al máximo, activamos todos los módulos de radio y realizamos el Battery Eater Pro Classic Test. El resultado fue de 1 hora 51 minutos, ligeramente por debajo del Yoga 13.
En el otro extremo, nuestro test de duración máxima implica el perfil de Ahorro de Energía, mínimo brillo de pantalla, radios desconectadas y el Battery Eater Pro Reader’s Test. Aquí el portátil logra 9 horas 15 minutos.
Por último, para nuestro test de navegación por Wi-Fi, reactivamos la WiFi, perfil de energía Equilibrado, brillo a 5/10 (lo más cercano a 150 cd/m² posible), y ejecutamos nuestro script de navegación web para simular la típica actividad de navegación. Bajo estas condiciones más realistas, registramos una duración total de 5 horas 35 minutos—alrededor de una hora más que el Yoga 13 (4:29), pero menos que muchos otros Ultrabooks modernos, incluyendo los que llevan pantalla de alta resolución y elevado brillo con configuraciones idénticas, tales como el Dell XPS 12-9Q33 (que logró 8 horas 47 minutos en el mismo test).
Veredicto
El Yoga 2 Pro es un dispositivo ambicioso, lleva una de las pantallas de más alta resolución que hemos visto hasta la fecha y supera los esfuerzos de su predecesor a la vez que mantiene su acrobático diseño convertible único. No sólo cuenta con una genial calidad de construcción y un rendimiento de sistema increíblemente rápido, también está equipado con un muy buen teclado y touchpad y una excelente pantalla multitáctil de 10 puntos. Por último, hace una fantástica labor gestionando las temperaturas a la vez que se mantiene bastante silencioso incluso bajo carga.
Es ciertamente un paso adelante desde el Yoga 13 del año pasado, pero a pesar de sus triunfos aún hay algunas áreas mejorables. Por ejemplo, tan asombrosa como es, la distribución de pixels y las propiedades RGBW de la pantalla producen algunos efectos secundarios inintencionados (por ejemplo, bordes dentado así como idiosincracias de tonalidad y saturación de color) que molestarán a algunos usuarios. No todos los aspectos de Windows o sus aplicaciones están diseñados para manejar una resolución tal, tampoco, y eso resulta en algunos bizarros infortunios de escalado, que se manifiestan en la forma de texto tosco y elementos de la GUI demasiado grandes o pequeños. El Yoga 2 Pro también podría hacerlo mucho mejor en el área de la duración de la batería—donde le cuesta competir con los mejores Ultrabooks de hoy día - y no puede manejar una carga fuerte GPU sin reducir su velocidad. Por último están los problemas de la conectividad inalámbrica y un ligero bamboleo de la pantalla al escribir o tocarla que también son dignos de mencionar.
Otras opciones dignas de consideración incluyen el HP Spectre 13-h205eg x2, el Dell XPS 12-9Q33, el HP EliteBook Revolve 810, y el Sony Vaio Duo 13 SVD1321M2E, todos los cuales son máquinas muy potentes. Con todo, empero, el Yoga 2 Pro es en sí mismo una convincente incorporación al mercado de convertibles—y una que ciertamente merece la atención de quien quiera que esté buscando comprar, incluso a pesar de sus defectos.
