Detección de tsunamis, vigilancia de los océanos: tendido de cables submarinos inteligentes

Pronto se tenderá un nuevo cable submarino desde Lisboa hasta el Atlántico, cubriendo una distancia total de 3.700 kilómetros (2.300 millas) hasta la costa americana. A diferencia de los hilos de cable de fibra óptica existentes, se instalarán sensores adicionales cada 70 kilómetros (45 millas).

Esto aumentará el coste del cable en menos de un 20%, mientras que equiparlo con instrumentos de medición resuelve toda una serie de problemas. Por ejemplo, los sensores se encuentran en un lugar fijo, reciben alimentación permanente y, como era de esperar, disponen de una línea de datos directa.

Esto permite a los investigadores obtener datos de medición de forma fiable, durante largos periodos de tiempo y desde una región de difícil acceso.

Al mismo tiempo, abre posibilidades completamente nuevas para detectar tsunamis, por ejemplo. Si los temblores se registran directamente en el epicentro, es posible alertar de olas monstruosas 30 minutos antes, por ejemplo.

El fondo marino también alberga mucha más información, que se puede extraer muy bien con mediciones estacionarias durante un largo periodo de tiempo. Los sensores de temperatura y presión pueden utilizarse para registrar el calentamiento de los océanos del mundo. Los cambios en las corrientes oceánicas y en el nivel del mar pueden medirse directamente.

Éstos, a su vez, son los responsables de transportar el calor de la superficie del mar al lecho marino. El CO2 también se almacena de esta forma y se distribuye en la inmensidad de los océanos. Comprender con qué rapidez y en qué direcciones se produce la distribución debería mejorar nuestra comprensión de los procesos en la atmósfera y en los océanos.

Con cientos de miles de kilómetros (o millas) de cables submarinos que hay que sustituir de vez en cuando, aún queda mucho espacio para sensores y mediciones. Una mejor protección contra los tsunamis y la comprensión de las corrientes oceánicas deberían merecer la pena.