Los astrónomos descubren un misterioso objeto en el espacio que emite una señal de rayos X cada 44 minutos

Al observar el universo en todas sus formas, podemos descubrir muchos tipos de señales electromagnéticas y ondas de radio. La frecuencia y la energía de las señales pueden utilizarse para identificar el tipo de objeto o fenómeno que se esconde tras ellas, como en el caso de las estrellas de neutrones, que giran sobre sí mismas a unas diez revoluciones por segundo, hasta las 726 revoluciones por segundo de la PSR J1748-2446ad.

Recientemente, un grupo de astrónomos realizó un descubrimiento publicado en la revista Nature de un nuevo objeto utilizando datos del radiotelescopio ASKAP, denominado ASKAP J1832-0911. Emite pulsos de ondas y rayos de radio con una frecuencia regular de 44 minutos. Situado a 16.000 años luz, podría tratarse de cualquier objeto, dada su emisión en varias bandas del espectro electromagnético y su inusual periodicidad.

Sin embargo, debido al gran retraso entre cada pulso, los astrónomos decidieron clasificarlo como un LPT (Long-Period Transients) que ya había sido detectado en el pasado. Pero, al compararlo con los datos de la misma región observados por el telescopio Chandra de la NASA, se dieron cuenta de que esta misma región emitía rayos X con la misma periodicidad de 44 minutos que la observada en ondas de radio por el radiotelescopio ASKAP.

En otras palabras, clasificarlo como tal no es viable, ya que ningún otro LPT conocido ofrece una frecuencia de impulsos semejante. Así pues, este descubrimiento podría impulsar a científicos y astrónomos a abrir nuevas perspectivas sobre la naturaleza de los LPT. Y aunque existen algunas teorías, como magnetares, enanas blancas o sistemas binarios, ninguna de ellas parece creíble ni se ajusta a este misterioso objeto.

En consecuencia, parece probable que los astrónomos hayan descubierto una nueva categoría de objeto celeste o un nuevo fenómeno nunca antes observado. Habrá que esperar a nuevas investigaciones, con equipos competentes, para poder determinar de qué objeto se trata, y quizás redefinir una categoría propia que podría poner patas arriba el mundo de la astronomía.