
Este criminalmente pasado por alto shooter de acción de 2012 es probablemente uno de los mejores juegos jamás hechos - aquí está el porqué
CheckMag
Lanzado en 2012, Spec Ops: The Line parecía el típico shooter militar, pero bajo su polvoriento exterior se escondía una historia brutal e introspectiva que desafiaba la moralidad de los jugadores y reconfiguraba nuestra forma de ver la violencia en los videojuegos. Esta es una carta de amor a ese juego.Anubhav Sharma, 👁 Anubhav Sharma (traducido por Ninh Duy) Publicado 🇺🇸 🇵🇹 ...
Cuando Spec Ops: The Line salió en 2012, la mayoría de la gente había dejado de prestar atención a la franquicia. Sus raíces se remontaban a finales de los 90 como una serie genérica de shooters tácticos, y el nombre no era precisamente único. Así que cuando Yager Development dejó caer silenciosamente un polvoriento shooter militar en tercera persona en medio de un año repleto de nombres más grandes como Call of Duty: Black Ops II y Far Cry 3no muchos esperaban que dejara huella.
Pero The Line no pretendía ser otra fantasía de poder. Tacha eso, ni siquiera intentaba ser divertido en el sentido tradicional. Lo que acabó haciendo -intencionadamente o no- fue darle la vuelta al género, clavando sus dientes en el sentido de la agencia y la ética del jugador de una forma que la mayoría de los juegos aún no se atreven a intentar.
Al principio, Spec Ops: The Line juega de forma bastante segura y sencilla. Usted es el capitán Martin Walker, al frente de un pequeño equipo de la Fuerza Delta que se adentra en una Dubai sepultada por una tormenta de arena para localizar a un coronel estadounidense renegado. Los controles son familiares: te pones a cubierto, das órdenes al pelotón y descargas balas contra las siluetas enemigas. Parece el típico shooter basado en coberturas, quizá un poco menos pulido que otros de su género. Pero las cosas no tardan en empezar a resbalar.
El descenso narrativo refleja el del propio Walker. Empieza con objetivos claros y motivos limpios, pero a medida que los cadáveres se amontonan, esa claridad se desvanece. Hay un momento -uno que la mayoría de los jugadores no olvidarán si han jugado al juego- en el que interviene el fósforo blanco (véase la captura de pantalla anterior). El juego no se detiene a explicarte lo que acabas de hacer. Se lo muestra. Luego te obliga a sentarte con ello.
Y ahí es realmente donde Spec Ops se gana su legado. Arma tu expectación. La mayoría de los shooters recompensan la agresividad. Glorifican los disparos a la cabeza. La Línea no lo hace. Le pregunta por qué usted, el jugador, siguió adelante incluso cuando estaba claro que las cosas habían salido terriblemente mal. Cuestiona si seguir órdenes, en un juego o de otro tipo, es alguna vez justificación suficiente.
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Muchos críticos no supieron qué pensar de ella en su momento. IGN le dio un 8/10 por su narrativa, pero otros lo criticaron por su mecánica tosca y sus (comprensiblemente) deslucidos efectos visuales. A algunos jugadores les desanimó lo incómodo que resultaba todo. Pero con el tiempo, eso se convirtió en parte de su identidad: Spec Ops: The Line nunca pretendió ser hábil o cinematográfico. Sólo pretendía hacerle, pensar.
Y lo consiguió. Escritores y estudiosos la han diseccionado desde entonces en ensayos y retrospectivas en vídeo. Extra Credits hizo un episodio entero en https://www.youtube.com/watch?v=kjaBsuXWJJ8 sobre cómo el juego es una subversión masiva frente a los tropos de los shooters. Game Maker's Toolkit lo llamó "una clase magistral de disonancia narrativa" Incluso años después, aparece en listas de los juegos más infravalorados o impactantes de la historia, y de vez en cuando aparecen artículos de fondo (como éste) para recordar a la gente lo genial que es Spec Ops: The Line.
También hay algo que decir sobre su aspecto y su sonido. En el juego, Dubai no se representa como un paraíso perfecto de postal, sino como un caparazón de cristal agrietado, todo rascacielos rotos y arena. La paleta de colores es blanqueada por el sol y enfermiza. La banda sonora es una especie de cruce entre temas inquietantes y ambientales y rock clásico para inducir malestar. Claro, no es deslumbrante ni llamativa. Es simplemente adecuada para lo que intenta hacer.
Luego está Nolan North. Se le conoce más por personajes ocurrentes como Nathan Drake, pero en este juego, North ofrece una interpretación sólida y pausada como Walker, cruda y desconcertante a partes iguales. Su voz comienza firme, segura, y poco a poco se va deteriorando hasta convertirse en algo completamente irreconocible. Una vez que notas el cambio, no puedes dejar de oírlo.
Mucha gente se perdió Spec Ops cuando se lanzó por primera vez. Comercialmente, no le fue muy bien - Take-Two confirmó que el juego no cumplió las expectativas de ventas, y Yager se alejaría más tarde de los shooters tradicionales por este motivo. No ha habido secuela. Ni remaster. Sólo una experiencia singular que, por desgracia, no está disponible en ninguna plataforma digital desde el 29 de enero de 2024, fecha en la que fue retirado de la lista.
No es un juego perfecto. Su combate puede sentirse (y se sentirá) rígido, y algunas piezas del escenario se esfuerzan demasiado por ajustarse a las convenciones del género que pretenden criticar. Pero con defectos y todo, Spec Ops: The Line es uno de esos raros títulos en los que pensará mucho después de haber terminado la campaña, sobre todo porque el juego no quiere en absoluto que gane, sino que reflexione. Precisamente por eso no se puede decir que sea un shooter más. Trece años después, Spec Ops: The Line sigue siendo uno de los juegos más importantes -y criminalmente pasados por alto- jamás realizados.
Fuente(s)
Propio, Vapor