La Estación Espacial Internacional (ISS) orbita la Tierra a una altitud de unos 250 kilómetros y viaja a unos 17.500 kilómetros por hora. Situada en la órbita baja de la Tierra, da la vuelta al planeta aproximadamente cada 90 minutos. Pero, ¿qué ocurriría si se lanzara un avión de papel desde allí? Los científicos Maximilien Berthet y Kojiro Suzuki, de la Universidad de Tokio, se propusieron responder a esta pregunta, aunque no mediante un lanzamiento real, sino con simulaciones detalladas y experimentos hipersónicos en túnel de viento. Sus hallazgos se publicaron el 3 de julio de 2025 en la revista Acta Astronautica.
Más allá de la estabilidad en vuelo y la resistencia al calor, el estudio también exploró posibles aplicaciones en misiones espaciales, como velas de frenado biodegradables o herramientas para la investigación atmosférica. Un elemento central de la investigación fue un simulador acoplado de órbita-actitud-aerodinámica, que modeló la trayectoria de vuelo completa desde la liberación hasta la reentrada. La simulación tuvo en cuenta la gravedad terrestre, la resistencia del aire, la dinámica de rotación y la acumulación de calor durante el descenso.
Para verificar la simulación, el equipo probó un modelo a escala reducida (1:3) con una nariz de papel y una cola de aluminio en un túnel de viento hipersónico a Mach 7, donde las temperaturas alcanzaron hasta 650 Kelvin (unos 801°F). La simulación demostró que el avión de papel se mantuvo inicialmente estable, volando a la velocidad de la ISS de unas 17.500 mph. El tambaleo sólo comenzó alrededor de 75 millas sobre la Tierra. En ese momento, el morro y los bordes de las alas mostraban signos de carbonización pero no estaban completamente destruidos. La punta del morro se dobló notablemente, aunque recuperó parcialmente su forma. Sin embargo, el avión nunca llegó a tocar tierra, ya que se calcinó entre 56 y 68 millas debido al intenso calor de la reentrada. Lo que puede parecer un experimento lúdico ha revelado en realidad conocimientos que podrían beneficiar a futuras misiones espaciales.
Ideas sostenibles para los viajes espaciales
Los autores ven en las estructuras ultraligeras de origami hechas de papel una alternativa sostenible a materiales tradicionales como el Mylar o el Kapton. Podrían ser viables velas de frenado biodegradables para pequeños satélites o experimentos ligeros para medir la densidad del aire en la atmósfera superior. Estos dispositivos basados en papel también podrían servir como soportes de bajo coste para tecnologías de película fina o como atractivas herramientas educativas. Aunque el papel no está hecho de celulosa pura -también contiene cargas minerales como el caolín, que deben tenerse en cuenta en su impacto medioambiental-, el concepto subyacente sigue siendo convincente: se pueden construir estructuras sencillas y estables que resistan la reentrada atmosférica, al menos durante un tiempo limitado.
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